Las ideas fluyeron al sumarse las palabras, y de ahí llegó el rechazo con sus malas intenciones. El sí y el no, que antes eran complemento, se volvieron opuestos, y el radicalismo vino de aquella disputa. El bien y el mal fueron moralistas y dictaminaron que el rechazo era... inadecuado. "Todos" !Lo rechazaban! vino así la incongruencia; haciendo que irónicamente el rechazo nunca estuviese solo, que al final de cuentas, era lo que todo lo hecho palabra buscaba.
Septiembre 2010.
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