y desde el piso,
aún tuve fortaleza para poderte mirar a tus enormes ojos
y reconocer en los míos que aún podía amar
Llegaste a mi vida cuando todavía avanzaba moribundo
recorriendo siempre los mismos lugares
donde quise dejar mi vida
y de hecho confundido la dejé
Llegaste a mi vida sin saber nada de mi historia
sin saber que tan solo tu belleza
podría herirme nuevamente
Llegaste sin comprender
que no podrías sanar mis heridas
con tan solo un aliento leve
de tu amor fugaz
Llegaste inyectando en tu mirada
el desafío de una mañana mejor
sin embargo el tiempo, aunque relativo,
nuevamente me cuestionó e indomable
pasó por mi frente
dejándome de nuevo donde empecé
Llegaste a mi vida
y como el viento
no pude detener tu partida.
Tan solo pude tomar un simple soplo
para dejarte pasar y comprender
que te necesitaba,
te necesito
y te necesitaré
aún consciente de saber
estar condenado a morir
siempre de la misma forma.
Junio de 2003.
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