martes, 28 de septiembre de 2021

Paradojas Ebrias

Desde temprano las ganas de ebriedad.
Solía ser más feliz, creo, cuando tomaba
Pensaba cada vez al finalizar de tomar que si la muerte llegase podía ser algo bueno.
Morir feliz, borracho, la apuesta deseada nunca llegó,
acá seguí.
 
La intención consumió mis días y... las botellas.
 
¡En la felicidad no se gasta, se invierte!
Cuando te hace falta, recuerdas
y ya tú decides si retarte a volverla a tener
o simplemente añorarla.
 
Ahora ya no soy tan ebrio
pero pienso que no sé hacerme feliz...
De otra forma, y según lo que la biológica dicta,
cada día es un día menos que me queda para volver a intentarlo.
Hoy, desde temprano, no pensé más que en tomarme otra vez una copa.
 
Y es que también es mucho lo que se inventa de la felicidad en copas, a veces es una mentira descarada.
Son agónicos momentos para buscar un estado (y se busca) con desespero, con ansiedad.
 
Paradójico o no,
mis lagunas quieren que vuelva a ellas,
no me han olvidado, no las he olvidado
soy propietario de ellas,
y mi cabeza no da más
y no conozco otra forma de olvidar.

 
Diciembre 11 de 2018.

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