Y yo qué culpa de vivir a destiempos
si apenas fue para saber
que a tiempo he estado para:
amar el tequila mexicano,
el pisco chileno y peruano,
el vodka polaco,
el ron cubano y
la cerveza... de cualquier lado.
Apenas para
tratar de aprender tango,
cantar a media voz boleros,
gritar -herido- música de plancha,
escuchar atentamente llanera,
vivir con blues y jazz,
gritar con el rock,
perderme en la electrónica,
buscar explicaciones y/o razones en la protesta,
memorizar oraciones,
bailar salsa;
y llorar,
reír y...
gozar con todas.
Perder besos
y ganar otros tantos que no eran tan importantes,
pisar gente
y ofrecerme como tapete para el mismo fin,
olvidar cada hecho -sí el consumo me ayuda-,
recordar cada vez que me acuerdo y
vivir en lo mismo.
Hacer reír sin saber siquiera qué es la felicidad,
hacer llorar... sabiendo qué es la tristeza,
hacer reír nuevamente y...
olvidar que otra vez empezaremos.
¡A tiempo las preguntas!
¿Hasta cuándo?
¿Es verdad?
¿Té quedas conmigo?
Así que,
¿A destiempo?
¡Nunca!
Octubre 15 de 2011.
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